Aceptar lo bueno

¿Sabéis? Hay personas que no saben aceptar lo bueno. Que cuando les ocurren cosas positivas no las asimilan como debieran y eso crea barreras en ellas mismas. En ocasiones son gente que está tan acostumbrada a lidiar con lo negativo y luchar hasta darle la vuelta, que las veces en las que de manera natural llega a su vida algo favorable siempre le busca el fallo, como si se tratase de un error en el envío de un paquete. ¿Dirección equivocada? ¿Destinatario incorrecto? ¿Mercancía cruzada? Lo que sea; se empeñan en que algo no debe ser y actúan de modo erróneo inconscientemente a veces, y provocado en otras ocasiones, creando situaciones contraproducentes que pueden llegar a causar daños colaterales. Y, si por alguna razón no existe error y les llega lo bueno, piensan que no les toca, que no debería ser para ellas y/o que no se lo merecen. De modo que no lo reconocen y crean un extraño conflicto consigo que acaba agotándoles mentalmente.

¿Se imaginan un mundo así? ¿En el que sin desearlo te niegues de esa manera situaciones o elementos deseables? Pues es algo que se da. De hecho, creo que en algún momento de nuestras vidas muchos de nosotros hemos pasado por algo parecido, nos hemos comportado de aquella manera. Cuando es absolutamente innecesario.

Le sugiero algo a toda esa gente: que desde hoy se propongan cambiar la tendencia, su receptividad con respecto a lo que llega. Igual que le dan la vuelta a lo negativo para hacerlo positivo. Desde ahora, si algo es bueno, pues lo es, y no necesariamente tiene que haber gato encerrado. Yo siempre intento convencer al resto del mundo de que existe gente buena porque sí, que pueden ocurrir cosas buenas porque sí y que la vida tal vez de depare sorpresas buenas porque sí. Y es que las cosas buenas a veces pasan y solo hay que aceptarlas. Seamos agradecidos, no tontos, ¿les parece?

Sonrisa

No sé muy bien por qué he escrito esto, y por qué lo comparto. No es el típico post al uso. Tal vez porque pueda pensar que quizás en determinados momentos me suceda lo mismo. Tal vez porque igual existe algo o alguien que ha sido una de esas cosas buenas a las que puse pegas. Tal vez porque sin quererlo hice daño (colateral) en alguna ocasión con mi actitud debido a este comportamiento. O tal vez porque sí y punto, que igual no tiene que existir motivo para todo.

No hay que cuestionar tanto y sí fluir más.