No pasa nada, pero…
Hoy no voy a ser amable. No me apetece ser amable. No quiero ser amable. Estoy harto de ser amable. Y no procede ser amable…
Lo siento, pero no puedo más. Ya está bien de tanta mentira, de tanta palabrería, de tanta hipocresía… No, ya no me lo trago. Y supongo que cada vez somos más los que lo pensamos.
Hoy me dirijo a vosotras, chicas. A las que mentís. A las que os mentís. A vosotras. Porque me da que con los chicos hay poco que hacer.
Estoy enfadado. No puedo evitarlo.
Y es que habláis de una cosa y luego hacéis otra cuando os referís a esa persona que esperáis que llegue. Me aburrís. Porque cuando idealizáis a un chico no os dais cuenta de que no puede ser ese gilipollas del que acabáis enamoradas. Porque perdonad, la realidad es otra. Buscar los sábados a las 2 de la madrugada en una discoteca a tu príncipe azul no me parece lo más adecuado. Tampoco hacerlo en un gimnasio. ¿Qué puedo decir? Evidentemente yo no soy diferente. También salgo cuando puedo (y me apetece, que esa es otra) los sábados. Y voy al gimnasio siempre que el tiempo me lo permite. Pero no espero que allí esté la mujer de mi vida, sinceramente. Que puede estarlo, de acuerdo. Aunque las posibilidades son ínfimas, seamos claros. No, quizás el primer error sea el lugar.
Me cansa mucho escuchar aquello de “quiero que alguien me haga sentir especial”. Eso no es cierto; siendo objetivos la frase correcta sería “quiero que el chico que me gusta físicamente me piense especial”. O, en su defecto, “ojalá encuentre un chico con todos los atributos que me agradan y/o con los recursos necesarios que sea capaz de hacerme sentir especial”. Y ahí entramos en terreno discordante nuevamente. ¿Conocéis el motivo? Posiblemente os hagan sentir especiales por capacidad. Me explico. Yo me sentiría especial si me llevasen de viaje a París, o a Londres. Me sentiría especial si cada día pudiesen permitirse salir a cenar fuera, o asistir al teatro. Me sentiría especial conduciendo un coche de 60.000 euros. Me sentiría especial, claro que sí. Solo que no me sentiría especial por la persona, sino por lo que es capaz, con su poder adquisitivo o posición, de ofrecerme. Y después… ¿Qué? Tal vez a exista gente a la que les valga. Son justo esas personas que desde mi humilde punto de vista no valen. Igual soy un romántico que espera que exista una conexión que esté por encima de lo material, de lo posible. Quizás yo me equivoque tratando de buscar pureza. Puede ser.
Pero…
Os quejáis diciendo “no se me acerca el que yo quiero”, sin daros cuenta de que quien se acerca realmente os quiere. Sois un poco idiotas, he de decirlo. Y es que aquellos que hacen todo lo que en realidad deseáis pasan a ser vuestros amigos. Maldita “friendzone”. Estos chicos siempre están. Os atenderán a las 4 de la mañana si es necesario y os irán a buscar a la otra punta del mapa. Estos no tendrán jamás nada mejor que hacer, ni os pedirán que los llames más tarde. No. Estos además os darán su punto de vista más sincero en cualquier asunto que os preocupe pensando primero en ustedes. Y sobre todas las cosas, desearán vuestra felicidad. Esto es muy importante. Repito: desearán vuestra felicidad. Sin condiciones. No al lado suyo. No provocada por ellos. Desearán vuestra felicidad. Sin más.
Todo eso que queréis, ellos lo ofrecen. Aunque claro, ellos no son quienes queréis que lo hagan. Estúpida paradoja a la vista.
Así que la cuestión es que a estos últimos tendéis a ponérselo más difícil o directamente no darles oportunidad, incluso enfadándoos si se les ocurre sugerir un paso más. O los descartáis al primer error. Mientras que a los capullos ególatras les ofrecéis siempre otra oportunidad. Y si fallan, una más. Y si vuelven a fallar, pues otra. Descartáis a los que lo darían todo, mientras soportáis los desaires de quienes quieren todo (para ellos mismos).
¿Sabéis lo que pienso? Que mentís. Que os mentís. Si lo que buscáis es otra cosa, manifestadlo claramente y no pasa nada. Pero no digáis que esperáis algo que no es cierto. O posible donde queréis encontrarlo. Sed valientes. Que insisto, no pasa nada. Os ayudará mucho (y ayudará a los demás). No perdáis el tiempo. No hagáis que quien no os vale pierda el suyo. Y si perseguís popularidad, pues de acuerdo. Si anheláis posición, correcto. Si buscáis una figura pública, vale. Eso sí, sin mentiras.
Sí, estoy enfadado hoy. Y no ha apetecido ser amable. Aunque os enojéis. Y es que yo solo pienso que deberíais dejaros querer por aquellos que os busquen por lo que sois. No por lo que son ellos mismos y representa vuestra compañía. Y que os respetéis. Esto es muy importante. Porque la mayoría valéis más que toda esa mierda
O eso creo yo.
Espero no estar equivocado al respecto.