Volver

A ratos sigo queriendo volver. Sobre todo por las noches, cuando lograba bajarme del mundo y no me apetecía irme a dormir.

Este blog cumple un año y tuvo un motivo de inicio…

Creo que la vida te pone delante a personas que solo estarán en la tuya durante un tiempo. El necesario. Para ti o para ellas. Es algo tan cíclico como natural. Llegan para sacudirte y limpiarte la cabeza, para que cambies tu perspectiva y te abras a nuevos horizontes. Avanzas de la mano y te sorprendes con todo aquello que desconocías. A veces es recíproco. Y en otras situaciones eres tú quien enseña. Solo que el conocimiento es limitado. De modo que un día alcanzas el umbral de la puerta de salida y termina la novedad. A partir de ahí no queda nada que mostrar. Entonces se plantean dos opciones: agarrarse y explorar lo que de repente se presenta extraño o soltarse para seguir caminando por separado.

Las amistades que se acaban, las relaciones que se cortan, el querer que no se da, la nostalgia de lo que jamás ocurrió, la incertidumbre.

Lo peor de esto es cuando una de las dos partes sabe que no hay más recorrido, o no quiere más recorrido, y la otra espera queriendo continuar. Lo peor para la última, digo.

Yo, en ocasiones…

Regreso al campo de fútbol y le digo a mi compañero que no volveremos a jugar juntos el próximo año, y solo porque debe saberlo. Acepto el abrazo sincero de una chica que me llena abril de estrellas antes de que continúe con su vida. Miro a los ojos de un camarada de instituto y me despido como debo hacerlo. Confieso a este ligue de verano que después de esta tarde ya no habrá más besos furtivos. Espero una conversación que nunca llega con mi mejor amigo porque creo que me la debe. Le confieso a la muchacha de la calle de al lado que me tuvo enamorado a mis 14, antes de que, con 23, esté abandonando el barrio. Guiño un ojo a mi abuelo a pesar de su chiste malo y le dedico una sonrisa. Le cuento a mi novia que lo sé todo, y que estoy harto de tragar y fingir, como hace ella; que mejor acabar. Busco un rato y enseño un truco al renacuajo que me idolatra en la cancha antes de marcharme a la playa con su hermano y resto de la tropa. Y mantengo la calma cuando aparece en mi vida aquello que no espero y me alegra las mañanas en la distancia en lugar de atropellarme y no reconocerme. 

Decisiones de punto y final o de punto y aparte. Decisiones que debí tomar o esperé que tomasen. En cualquier caso, actos que aclararían el panorama y restarían lastre a estos y otros recuerdos que vienen y van. Algunos con más asiduidad.

Dejar ir, que todo se difumine lentamente es de cobardes. Quisiera poder volver a tantas fechas y ser más transparente… Claro que dos personas no son solo una. Pero al menos haber hecho lo que sí dependía de mí.

¡Joder!

313.banqueta

Recuerdos que vienen y van. Que vienen, algunos con más asiduidad. Como el de este 20 de abril, o como el de hace justo un año…

 

“Aunque ya no,

yo sí.

Siempre.

Todavía”.

Mónica Carrillo.