¿En el trabajo la gente hace las cosas de la manera correcta porque es la propia o porque les están supervisando? A veces se trata de lo que proyectemos a la otra persona implicada. En este caso, a un responsable, a alguien que está por encima en la empresa en cuestión. Y es que casi siempre, cuando hacemos algo, esperamos respuesta de otro implicado: aprobación, consentimiento, atención, afecto… Se trata de provocar un sentimiento, una reacción. En el trabajo y en la vida. Un niño llora porque quiere comer, más adelante por obtener algo y luego aprenden que con determinados comportamientos conseguirán lo que desean. La cuestión es hasta cuándo un ser humano puede mantener esa actitud.
Queda más o menos claro, que de un modo u otro que todo tiene relación y que la postura que alguien tenga repercute en un segundo actor. Una acción conllevará una reacción. No hay más. Así de simple. Hacer algo esperando una respuesta por parte de otro.
Partiendo de lo expuesto, creo que absolutamente todos en algún momento de nuestra vida hemos sido egoístas, poniéndonos por delante del resto para conseguir lo que hemos deseado. Es algo innato en el ser humano. Hacer lo que hay que hacer para lograr un objetivo. El asunto es que tal vez no sea un juego limpio. No cuando una forma de actuar implica condicionar la vida de otro sujeto. No cuando entramos en el terreno de la manipulación.
Algunos individuos reconocen que ciertas conductas harán que puedan lograr de otros lo que desean. Consideran que todo vale si logran su fin. No piensan en que implican a otra parte solo porque quieren algo. Yo lo llamo egoísmo social. Y engaño. Engaño propio, sí. Pero sobre todo engaño emocional. Como cuando somos pequeños, asimilamos que determinadas maniobras provocarán en el receptor una acción que es la que deseamos. Pero siendo mayores y con cosas más serias en juego… ¿Es también la que ellos desearían? Eso ni se plantea. Tampoco importa si se le roba la energía a quien sufre este trato, que poco a poco vayan minando su paciencia o que anulen su persona. ¿Para qué? Si ellos están logrando lo que deseaban…
Me canso de ver personas vinculadas a otras porque estas últimas saben lo que tienen que hacer, qué tecla tocar. Saben hasta dónde pueden tensar la cuerda, llegando siempre a un punto límite pero sin que llegue a romperse. Así no hay desapego, y una especie de nudo invisible priva de la libertad a quienes, condicionados por ciertos actos, sienten que deben mantenerse ahí, que tienen que permanecer ahí. Y casi nunca lo merecen.
Hacerlo es rastrero. Sufrirlo un sinvivir. Distinguirlo desde fuera, desasosegante. Todos hemos estado en alguna de estas situaciones. O en dos. Incluso puede que en las tres. La idea es reconocerlo lo antes posible. Te encuentres en la posición que sea. Y pararlo.
Igual la clave sea tratar de ser íntegro. Tratar de hacer lo justo. Sin pensar en el propio beneficio, sino en lo correcto. Nos iría mejor a todos. Le iría mejor a los demás.