Tengo una amiga con la que últimamente hablo menos que siempre insiste en la importancia de las relaciones personales. Suele incidir en lo profundo que resulta para ella implicarse con alguien. De lo que le cuesta porque tiene miedo a sufrir. Y no habla solamente de relaciones de pareja. Abarca mucho más que eso. Creo que se refiere al amor en general. Amor hacia las personas que de un modo u otro se ganan pedacitos de nosotros a base de estar, o de ser. De personas que van calando poco a poco en el alma y se convierten en algo que no teníamos previsto. Me gustaría ser más concreto en esto que expongo, pero me da que eso es algo que se siente y que, como también sostiene esta persona, cada cual lo vive a su manera y con distintos niveles de intensidad.
Esta teoría, a la cual me he ido abonando despacito pese a que se la discutía en un principio, nos sugiere que perder a alguien con quien mantengamos una relación afectiva de pareja (noviazgo) no tiene por qué ser más doloroso que perder una amistad en la que nos hemos apoyado en momentos que pueden habernos resultado muy duros o aquella que viene de tan lejos que no recuerdas el momento exacto de su nacimiento.
Me sirve el ejemplo real de una persona que cuando comprobó que sentía algo más serio que la amistad por otra quiso poner distancia para no dañarse a sí misma, y acabó lastimando tanto o más a esta última por buscar un final a una conexión que se da muy pocas veces. Curiosamente, cuando quien quiso romper con todo entendió este punto, ya había apartado de su lado a quien no debió alejar y, a día de hoy, me da a mí que ni con calzador conseguirá que el zapato encaje como en su día lo hizo.
Dejando este pequeño apunte de lado, que si bien nos ha servido de modelo para introducirnos en materia no deja de ser un caso puntual, quiero incidir en que en el mundo en que vivimos las relaciones personales no se cuidan como debieran.
Puede ser que el que yo acabe de ver una película como es “Truman” (la cual aprovecho para recomendar encarecidamente) me tenga en este momento con el sensible subido. O puede ser que en realidad crea que somos muy gilipollas cuando la cagamos de tal modo que lo importante pasa a segundo plano y nos ponemos los primeros sin darnos cuenta de que por el camino del yo nos dejamos un nosotros que nos hace mejores, que nos completa.
Supongo que todos volvemos atrás en nuestra mente de vez en cuando. Y hoy me ha dado por pensar que quizás si a ese amigo con el que tuve un conflicto estúpido hace años que acabó enfrentándonos le ocurriese algo grave en el presente y yo no estuviese, me sentiría como un pedazo de mierda muy grande. Hoy me ha dado por pensar que nunca he tenido la oportunidad de decirle a aquella novia con la que terminé tan mal que posiblemente nuestra relación estaba viciada y por eso nos dijimos e hicimos cosas de las que seguro nos arrepentimos, cosas que debimos ahorrarnos para simplemente tomar cada uno su camino, y que espero y deseo de corazón que todo le vaya bien y que encuentre la felicidad que, como todos, persigue. Me ha dado por pensar que casi nunca le digo a mis padres lo importantes que son o a mis hermanos que me dan la vida y que yo daría la mía por ellos. Me ha dado por pensar que debería gritar a los cuatro vientos lo afortunado que soy por tantas personas magníficas que forman parte de mi vida; y no solo aquellas con las que voy a beberme unos vinos un día entre semana o los que comparten equipo de fútbol, sino también a las que veo cada demasiado tiempo o esas que ni siquiera conozco pero consiguen arrancarme carcajadas en alguna red social. Me ha dado por pensar que me gustaría tomarme algo con todas ellas. Y me ha dado por pensar que haría lo imposible por retroceder en el tiempo unos meses y hacer las cosas de otro modo.
Sí… Cuando me da por pensar me pongo pesado, es verdad.
En fin… No sé qué pasa. No sé a qué ha venido este arrebato. Pero necesitaba soltar. Y decir que tenemos que cuidar más las relaciones con los demás. Joder, tenemos que cuidarlas mucho, porque al final todo lo demás importa menos que nada. Todo lo demás son accesorios. Y en la vida los accesorios son solo eso, adornos que lucen pero que no son nosotros.
Solo eso. No son nada más.
Perdonad este texto si es un poco un caos y por momentos el hilo se pierde. Está escrito por un impulso repentino y ni siquiera me apetece releerlo. Ni revisarlo. Porque también es cierto que estoy seguro de que todo lo que está escrito, lo quería decir. No sé si elegí la mejor maneras, pero el contenido es real. Así que ahora buscaré una foto y lo colgaré sin más.
Ya en otro momento seremos más metódicos, ¿de acuerdo?
Perdón por la chapa. ¡Abrazos!
No me parece un caos lo que escribes sino al contrario. Es cierto que deberíamos cuidar mas esas relaciones y estoy de acuerdo que hay que decir mas te quiero a las personas que se lo merecen de verdad. Pero cuando en una amistad una de las personas siente algo mas que amistad… nose, no tiene que ser nada facil para esa persona guardarse todo dentro, como tampoco es bueno decirlo por miedo a algo mas que rechazo. No estoy justificandolo y tampoco estoy hablando por que me haya pasado, sino solo me pongo en el lugar de esa persona. De todas maneras, a mi el texto me ha encantado. Estoy totalmente de acuerdo con el. Un abrazo.
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Ya te digo yo que no, no es nada fácil. Sobre todo para la persona que ve cómo crece el amor y al mismo tiempo comprende que puede perder todo lo demás. Pero al conocer los dos extremos de la cuerda entiendo desde mi punto de vista, que ambos perdieron. Y en este caso, es una pena enorme. Aunque la vida es también aceptar, y aprender (supongo).
Gracias por el comentario. Abrazo.
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