Todos nos acordamos de Aylan.
¿O acaso ya no?
Era septiembre, hace ya tanto…
Una foto que nos partió por la mitad.
Que nos hizo pensar.
En nuestra condición de humanos.
Y en nuestra poca implicación.
Nos dábamos vergüenza.
Yo sentía vergüenza.
Pero pasa el tiempo.
Y pasa todo.
Octubre.
Noviembre.
Diciembre.
Enero.
Febrero.
…
Pasa la vida.
La nuestra.
Pero otras se quedan por el camino.
Se quedan en el mar.
Dejan de pasar.
Desaparecen.
Cada día dos niños mueren.
Ahogados en el Egeo.
Solo que ya no son noticia.
Coño, ¡ya no son noticia!
La instantánea no es primicia.
Así que empieza a quedar lejos.
¿Lejos de qué?
¿Ha dejado de ser importante?
Son ya unos 350 niños muertos.
Después de Aylan.
Repito, NIÑOS.
Y nada ha cambiado.
Joder, nada hemos cambiado.
Yo no tengo la solución.
Carezco de varita mágica.
Pero desde aquí PROTESTO.
Contra los gobiernos rastreros.
Contra quienes levantan murallas.
Contra aquel que persigue al débil.
Contra los que se justifican con miedo.
Contra esos que separan por razas.
O por condición sexual.
O por religiones.
Contra todos los cobardes.
Fronteras de mierda.
Que no se ven desde el cielo.
Ese cielo al que miramos todos.
Cuando soñamos LIBERTAD.