Al revés no es lo mismo

Habría que plantearlo al revés. A la hora de encontrar a alguien, digo. Al revés. Deberíamos dejar de pensar tanto en nosotros para pensar un poco más en nosotros. Suena a contradicción, lo sé. Pero tal vez no sea una locura. Y es que somos unos cobardes. Porque siempre estamos pensando en “ojalá no me equivoque con esta persona”. Jamás en “espero que esta persona no se equivoque conmigo”.

¿A que no es lo mismo?

El «no quiero equivocarme con ella o con él» ya implica una merma de nuestra pureza. Vamos con el freno de mano echado, por si acaso. Estamos esperando el fallo que nos diga que no es la persona adecuada. Funcionamos así. El no quiero equivocarme ya deja la puerta abierta a que exista el error. No creo que sea la mejor manera de ser libres. Con la mosca detrás de la oreja no se es libre. Pendientes de si no es, proponemos que no lo sea. Y nos descuidamos.

Pero el «espero que no se equivoquen conmigo» conlleva compromiso. Proclama que debes ser la mejor versión de ti mismo. Plántate, joder. Mira a esa otra persona y rétate. «Voy a ser lo mejor que haya encontrado, voy a merecer mucho la pena alegría». Sin ataduras, sin peso en los bolsillos. Enfrentando con nuestra mejor cara, siendo la propuesta interesante que buscan.

risas

Dejar de pensar en nosotros para pensar un poco más en nosotros.

Seremos nosotros los que saldremos ganando.

Pensadlo.

No es una locura.

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